¿Qué es la silvicultura sostenible? Los beneficios y los tipos

Mucha gente no sabe bien lo que es la silvicultura, por lo que conviene aclarar el concepto antes de entrar en qué es la silvicultura sostenible: los beneficios y los tipos. Obviamente, ambos conceptos están íntimamente relacionados, como te mostramos en el siguiente artículo.

¿Qué es la silvicultura sostenible?

Como decimos, antes de entrar en qué es la silvicultura sostenible, es menester comentar que la silvicultura es la ciencia de estudiar y controlar plantaciones y bosques, así como los recursos naturales relacionados. En este caso, el objetivo es obtener madera de estas plantaciones, pero siempre de una forma en la que el entorno y los árboles no sean dañados y la naturaleza permanezca inalterable y protegida.

Básicamente, hablar de silvicultura sostenible es hablar de cultivo y cuidado de árboles. Lo curioso es que, lejos de ser un asunto que parezca anticuado o de otro tiempo, está de absoluta actualidad. Además, supone una inversión más que interesante hoy en día. Y lo es porque el sector agrícola tiene tremendos incentivos y ayudas, pero también porque la perspectiva de la inversión es a un crecimiento tremendo que permita un beneficio interesante.

Llama la atención que al hablar de la silvicultura sostenible, ésta se mantenga a algo de distancia de la agricultura. La realidad es que son sectores complementarios pero muy distintos. La silvicultura trata de vigilar, mantener y hacer crecer el bosque. Para conseguirlo, se han creado una serie de técnicas que benefician a los árboles de la zona designada y potencian el crecimiento de los mismos.

Además, con el cambio climático, la contaminación y los innumerables agentes tóxicos que inundan el planeta, la silvicultura sostenible se ha vuelto más importante, si cabe. Y es que, por mucho que algunos lo nieguen, los bosques son un elemento importante en el estado del bienestar. Pero claro, requieren cuidado y desarrollo constante, cosa que no siempre se les facilita

Beneficios de la silvicultura

Los beneficios de la silvicultura son muchos más de los que cabría imaginar. Están desde los obvios a los menos conocidos pero igual de relevantes. Estos son los beneficios de la silvicultura:

  • Oxígeno – Los árboles absorben el dióxido de carbono del ambiente y lo convierten en oxígeno
  • Biodiversidad – No sólo protegen la biodiversidad de la zona, sino que también la mejoran
  • Productos – Tanto en los árboles, como a su alrededor, la cantidad de elementos que proporcionan es casi interminable. Desde fruta a animales, pasando por hongos
  • Pulmón verde – Allá donde se sitúen, supondrán un pulmón verde en la zona, garantizando agua y aire limpios
  • Reforestación – Es una de las ventajas capitales de la silvicultura. La opción de reforestar zonas que tenían pocos árboles, es un triunfo para todos. Un ejemplo claro son los desiertos, donde es más complicado que arranquen.
  • Fauna – La presencia de árboles también propicia que los animales aparezcan por decenas, hasta asentarse en la zona y crear un nuevo ecosistema.

Obviamente, para obtener los beneficios de la silvicultura, el bosque debe ser gestionado con cuidado y dedicación. De hecho, se dedican métodos específicos. Así, los objetivos de la silvicultura sostenible deben ser:

  • Preservar la biodiversidad
  • Productividad a todos los niveles
  • Regeneración de los árboles y su entorno de forma continuada
  • Alcanzar un equilibrio con otros ecosistemas lejanos

En el caso de la silvicultura sostenible, el objetivo final es usar los recursos y productos que, a la postre, nos acaba ofreciendo el bosque. Para ello, debemos mantenerlo y potenciar sus bonanzas. Obviamente, debemos poner especial cuidado en que estos cuidados no den al traste con los beneficios a medio/largo plazo. Algo que, por ejemplo, sí ocurre con la explotación intensiva, que arrasa con bosque enteros, sólo para dar de comer al ganado.

Tipos de silvicultura

Para terminar, repasamos los dos tipos de silvicultura que podemos encontrar:

  • Silvicultura intensiva – Se trata de la silvicultura en la que se usan numerosas y diversas técnicas de manejo forestal y silvícola. El objetivo de las mismas es maximizar la productividad de una superficie forestal concreta
  • Silvicultura extensiva – En este caso, la silvicultura extensiva es la que implica un coste mínimo por hectárea, preferenciando las propiedades agrícolas de tamaño reducido y a los emprendedores rurales. Si se distribuye y reparte de forma correcta, los beneficios son tanto ambientales, como económicos y sociales.

Por otro lado, según la producción, puede haber otros dos tipos de silvicultura:

  • Directa – Se trata de las explotaciones que, directamente, obtienen productos de los árboles. Hablamos de los que ofrecen los árboles a los que derivan de su presencia. Es decir, desde sus frutos o la madera, a la caza de la fauna que rodea la zona boscosa.
  • Indirecta – En este caso, hablamos de los beneficios que produce el bosque por el mero hecho de estar allí. Hablamos de múltiples beneficios que van desde establecer una regulación ecológica en la zona, a la presencia de turismo, mejorando el nivel económico. Y es que la masa boscosa puede disparar la biodiversidad en la zona, haciéndola atractiva a todos los niveles.

Incluso tenemos una tercera vía, según la sostenibilidad, la silvicultura puede ser:

  • Monocíclicos – La silvicultura monocíclica es la que se aplica a una explotación exclusiva de un recurso concreto. Por ejemplo, la tala de árboles para obtener madera. Se califica de monocíclica porque una vez llevada a cabo, la fuente del recurso del que se ha obtenido, desaparece. No se debe confundir con la explotación directa
  • Policíclicos – Al contrario que los monocíclicos, la silvicultura policíclica es la que ofrece beneficios de forma recurrente. Cogiendo el mismo ejemplo de la tala de árboles, podríamos ir a una tala sostenible en la que se respeten ciclos y se pueda afrontar de forma anual. Por desgracia, no es lo habitual. Así, la silvicultura policíclica busca que la obtención de recursos sea continuada y periódica, obviamente, sin perjudicar al entorno.

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