El agua es uno de los imprescindibles para la supervivencia del ser humano. Obviamente, conocer la calidad del agua que se bebe o se usa para el día a día, es fundamental para que todo funcione. Por tal motivo, conviene conocer qué es la pureza del agua y cómo se puede medir. Así podremos saber lo que hay detrás del simple gesto de abrir el grifo y que caiga agua.
¿Qué es la pureza del agua?
Lo primero de todo es definir qué es la pureza del agua. Básicamente, la pureza del agua se mide analizando sus características físicas, biológicas y químicas. Dependiendo de la finalidad de ese agua, los parámetros de unas y otras podrán variar.
Así, algunos de los elementos que se miden para determinar la calidad del agua son la temperatura, las bacterias que arrastra o la cantidad de minerales que contiene.
Una vez analizado, y mediante comparativas de unos estándares establecidos, se determina el uso más adecuado al agua que se ha analizado. El objetivo es no desperdiciar ni una sola gota. Si un agua no sirve para el consumo humano, quizás si valga para lavar.
Lo cierto es que saber qué es la pureza del agua y aplicarlo a diario, es cada vez más importante. Por un lado, la población mundial no para de aumentar, requiriendo cada vez más cantidad de agua. Por otro lado, con este crecimiento, llega también el incremento de los entornos urbanos que requieren de una cantidad tremenda de agua. Así, analizar el agua es imprescindible.
¿Cómo se analiza el agua?
Pero, ¿cómo se analiza el agua? En este caso, se toman en cuenta las tres fases por las que pasa el ciclo líquido elemento:
- Origen – No es lo mismo el agua de lluvia, que de embalses, ríos, mares o pozos
- Tratamiento – El segundo paso se centra en estudiar lo que se hace con el agua en las Estaciones de Tratamiento de Agua Potable (ETAP)
- Consumo – Para terminar, se hace un seguimiento de cómo llega ese agua al consumidor, a través de las diferentes vías de distribución disponibles.
Obviamente, el minucioso seguimiento que se hace del agua desde el origen al consumo, es debido, precisamente, a que el uso final será consumo humano. Si una partida de agua no es adecuada para consumir, debe ser retirada de forma inmediata. Para determinar si es apta para su consumo, como hemos comentado, se tienen tres características
- Físicas
- Temperatura
- pH
- Color
- Sabor
- Olor
- Turbidez
- Químicas
- Nitratos
- Sulfatos
- Cobre
- Cloruro
- Hierro
- Plomo
- Fluoruro
- Mercurio
- Aluminio
- Biológicas
- Hongos
- Moho
- Bacterias
- Levadura
- Algas
¿Por qué se analiza la pureza del agua?
Si la mayoría del agua que se consume, llega de forma natural y casi limpia, ¿por qué se analiza la pureza del agua? La respuesta es sencilla: la contaminación.
El incremento de la demanda de agua, hace que la calidad de ésta se haya resentido de forma notable, a causa de la contaminación. Esta contaminación hace que al agua lleguen elementos o sustancias incompatibles con su consumo, por suponer un riesgo notable para la salud.
Entre los elementos con mayor índice de contaminación en todo el mundo encontramos:
- Ganadería
- Agricultura
- Núcleos urbanos
- Actividades industriales
¿Cómo se puede medir la pureza del agua?
El análisis del agua no es algo que se vea todos los días. De hecho, conocer cómo se puede medir la pureza del agua es revelador del proceso que sigue desde el origen hasta, por ejemplo, el grifo de la cocina.
Como era de esperar, son varios los tipos de pruebas con los que se puede medir la pureza del agua. En este caso, vamos a echar un ojo a los más habituales, por ser los más fiables.
- Cintas reactivas
Es uno de los métodos más sencillos de ejecutar, pues estas tiras son muy pequeñas y de un solo uso. Tan sólo tenemos que mojarlas y esperar a que los reactivos actúen y cambien su color. Dependiendo de la pureza del agua, el color será uno u otro. Estos colores están indicados en una tabla de colores que debemos comprobar con el que ha salido.
El problema que tienen las cintas reactivas, es que no son tan fiables como otras pruebas. Eso sí, son los más rápidos de hacer, en caso de tener mucho trabajo acumulado o prisa por hacer la comprobación.
- Discos de colores
Los discos de colores utilizan un método muy parecido a las cintas reactivas. No obstante, el proceso es algo más complicado, pero el resultado ofrecido es mucho más preciso. El proceso con los discos es más lento y, además, cuestan bastante más caros que las tiras reactivas. Además, debemos leer bien las instrucciones, pues es fácil equivocarse y estropear la muestra
En este caso, en una probeta se echa una muestra de agua que se mezclará con un reactivo (puede ser líquido o en polvo). Se deja que el reactivo actúe y que el agua cambie de color para realizar la comprobación. Ésta se hace mediante un disco de plástico con una paleta de colores en los que se identifican los químicos que más abundan en ese agua.
- Máquinas digitales portátiles
Por suerte, el siglo XXI hace tiempo que llegó a la medición de la pureza del agua. Son numerosos los aparatos digitales portátiles que se pueden usar para analizar la pureza del agua. Los más conocidos son los colorímetros o los fotómetros. Son instrumentos mucho más precisos que, además, se llevan fácilmente pues tienen un tamaño cada vez más reducido.
Los resultados que arrojan están a medio camino entre las tiras reactivas y los discos, en cuanto a tiempo de espera. Ahora, son mucho más eficientes y precisos con los datos que ofrecen.
Obviamente, el acceso a estos instrumentos no es apto para todos los medidores. Sus precios están muy por encima de tiras y discos. Además, requieren de un mantenimiento, que incluye baterías y calibración habituales. Por tal motivo, se suelen usar para los técnicos de terreno y en toda red de agua de consumo humano de tutela pública. Estos instrumentos son inviables cuando las pruebas deben hacerse de forma masiva.