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Cada vez más gente se está cambiando a los champús sin sulfatos. Parece lógico, viendo la cantidad de beneficios que tienen para el cabello. Pero claro, muchos nuevos usuarios se encuentran con un problema: no saben cómo aplicarlo. Para solucionarlo, te contamos cómo usar un champú sin sulfatos y cuándo debes usarlo.
Cómo usar un champú sin sulfatos
Los champús sin sulfatos son algo nuevo para casi todo el mundo. No en vano, en la actualidad, este tipo de champús solo supone el 5% de cuota de mercado. El otro 95% lo copan los champús con sulfatos que llevamos décadas utilizando. Parece obvio que una gran mayoría de quienes los compran, no sepan cómo usar un champú sin sulfatos.
Lo importante es dar el paso a los champús naturales y sin sulfatos. A partir de ahí, el pelo solo lo puede ir a mejor. El mero hecho de dejar de lavar el pelo con un champú a base de un potente tensioactivo detergente, ya es un avance. Y sí, es un detergente porque tiene un gran poder limpiador. De hecho, los sulfatos también se usan como base para los lavavajillas. Esos son los químicos con los que llevamos años lavándonos el pelo.
El mito de la espuma
Sí, los champús con sulfatos tienen dos objetivos principales: limpiar el pelo y hacer mucha espuma. Consiguen ambos con suficiencia. El problema viene cuando, a la espuma y la limpieza, le siguen alergias, irritaciones, sequedad, caspa, caída del pelo, incluso eczemas. Ahí la cosa se complica. De ahí que sea importante desterrar el mito de la espuma. Ese que asocia limpieza con espuma. No es cierto. Y esta es solo una de las primeras ventajas que tiene el champú sin sulfatos.
Este aviso viene porque una queja habitual entre los nuevos usuarios de champús sin sulfatos es que no hacen espuma. No la hacen y no les hace falta. Sus elementos orgánicos y naturales sustituyen a los químicos en lo principal: limpiar el pelo. De ahí la importancia de saber cómo usar un champú sin sulfatos y aprovechar todas sus propiedades al máximo.
- Preparar el producto – Lo primero que debes hacer es adaptar el producto a tus necesidades. En este caso, si tienes el pelo grueso, lo recomendable es mezclar el champú con agua, en una mezcla al 50%. Así conseguirás que el champú llegue a todo el pelo, sin tener que gastar más producto de la cuenta
- Mojar el pelo – Entra en la ducha y moja bien todo tu pelo. No tengas prisa. El objetivo de mojar todo el pelo es que este champú sin sulfatos se active con la humedad y su eficacia sea absoluta.
- Masajea con suavidad – Estás cuidando tu pelo. Estás cuidando tu cuerpo. Tómate tu tiempo y hazlo bien. Comienza a repartir el champú desde la zona más alta de la cabeza con un sosegado masaje de movimientos circulares.
- Haz circular la sangre – Pasa luego a las sienes y termina en la zona del cuello. No aprietas. Deja que tus dedos se deslicen y nota como el champú llega a todos los rincones de tu cuero cabelludo. Nota como se mueve la piel de tu cabeza, haz que la sangre fluya y disfruta el momento. Además, piensa que con este masaje, estás potenciando el crecimiento del pelo.
- Descansa – Cuando hayas pasado por toda la cabeza, deja reposar el champú. El tiempo viene especificado en la etiqueta del champú (si no viene, déjalo actuar unos 3 minutos). Con este esto, conseguimos que los residuos más complicados (como los restos de sulfatos) sean arrastrados.
- Aclara con agua fría – No todo el mundo se atreve con el agua fría. Si es tu caso, basta con que esté templada. No obstante, la recomendación es hacerlo con fría, pues no necesitarás mucha. Recuerda que no hay espuma. Ahora, el agua fría te ayudará a cerrar las puntas.
Consejo para quienes se inician con los champús sin sulfatos: con un simple chorro de agua, retirarás todo el producto de la cabeza. Ahora, entendemos que venimos de champús con sulfatos y mucha espuma y queramos asegurarnos. En tal caso, no hay problema en darte otro golpe de agua.
Cuándo usar un champú sin sulfatos
Ahora que sabemos cómo aplicarlo, falta saber cuándo usar un champú sin sulfatos. Y en este caso, conviene comenzar por los dos casos en los que estos champús sin sulfatos comenzaron a recomendarse.
Pelo teñido y alisado con queratina
No hace demasiado, cuando alguien se teñía el pelo o se hacía un alisado con queratina, le recomendaban el uso de champús sin sulfatos. El objetivo era que sus ingredientes naturales protegieran el color o la queratina, prolongando la duración de cada tratamiento.
Con el paso del tiempo, estos champús orgánicos se destaparon como altamente beneficiosos y así es como se han empezado a popularizar. No obstante, si hay un momento en el que usar un champú sin filtros, ese es tras un tinte o un alisado brasileño.
Acabar con irritaciones, dermatitis o descamaciones
Puede sonar exagerado pero no lo es. Los sulfatos no dejan de ser compuestos químicos abrasivos que aplicamos en el cuero cabelludo. Obviamente, esto afecta a la zona. Y lo hace produciendo sequedad en el pelo, irritaciones en el cuero cabelludo, incluso descamaciones o dermatitis capilares.
Sin duda, un buen momento para usar un champú sin sulfatos puede ser el que decidamos acabar con estos problemas. No solo pararemos las agresiones, sino que los componentes naturales ayudarán a recuperar la salud del cabello. Las molestias no desaparecerán de forma inmediata, pues el champú orgánico requiere un tiempo de adaptación, pero no tardará demasiado en comenzar a funcionar.
Favorecer el crecimiento del cabello
Los champús con sulfatos contienen aceites que permiten que el cabello no repela los químicos. Este aceite es tan denso que, incluso al aclarar, se queda agarrado al pelo y, lo que es peor, a los folículos pilosos. Al hacerlo obstruye su salida e impide la creación de nuevo cabello. Si no limpiamos ese folículo, quedará inservible para siempre.
Ahí es donde entran los champús sin sulfatos. Su poder limpiador elimina estos restos de aceites con sulfatos y permite al folículo seguir generando pelo con normalidad.