Quizá te sorprenda descubrir cómo últimamente no es muy común hablar de gota fría, hasta el punto que tal vez puedas haber pensado que este fenómeno meteorológico ha acabado prácticamente desaparecido por completo. Sin embargo, la realidad es que el fenómeno de la gota fría está muy vivo, tanto que hace apenas unas semanas tuvimos una sobre nuestro país. ¿El motivo de por qué no es tan popular? Fundamentalmente viene de parte de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), quienes desde hace un tiempo vienen aconsejando sustituir el término de gota fría por el de DANA. No obstante, en esta ocasión queremos descubrir un poco más acerca de en qué consiste una gota fría, cuáles son las causas que pueden derivar en que se produzca, y por qué puede ser algo peligrosa. ¿Deseas descubrirlo con nosotros?.
Aunque es conocida técnicamente con el nombre de DANA (depresión aislada en niveles altos), y en los últimos años la propia AEMET (Agencia Estatal de Meterología) aconseja sustituirlo por este acrónimo, aún muchos continúan hablando del fenómeno meteorológico conocido como gota fría. ¿Y qué es, o en qué consiste verdaderamente?.
¿Qué es la gota fría? ¿En qué consiste?
La gota fría es un fenómeno meteorológico anual en el que se producen condiciones climáticas adversas, sobre todo en la vertiente mediterránea de la península ibérica. Más concretamente, y de acuerdo a la propia AEMET, consistiría en una «depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación asociada al chorro, y que se mueve independientemente de tal flujo, llegando a veces, a ser estacionaria o incluso retrógrada».
De acuerdo a esta definición, se trataría de una especie de masa de aire fría que, a gran altura, acaba por separarse de otra más grande, para finalmente descender y chocar con aire más templado, pudiendo provocar las perturbaciones meteorológicas tan características de este fenómeno.
La gota fría nace a partir de las corrientes en chorro, que se caracterizan por ser masas de aire frío, estrechas y fuertes que se encuentran situadas a entre 10 y 50 kilómetros de altura (esto es, entre la troposfera y la estratosfera).
En ocasiones, un extremo de la corriente puede tomar una dirección norte-sur (en lugar de la habitual, que es oeste-este), ocasionando que la masa de aire no solo se doble, sino que pueda llegar a romperse. Así, cuando esto sucede, es el momento en el que se origina una masa de aire independiente, la cual continúa siendo fría, pero que pasa a estar rodeada de aire templado.
Después de esto, la masa de aire frío puede llegar a sobreponerse sobre otra de aire templado, dando como resultado la aparición de sus consecuencias meteorológicas tan comunes, como lluvias intensas, tormentas, viento, granizo e incluso nieve.
¿Por qué puede llegar a ser peligrosa?
Es cierto que la gota fría suele estar asociada con aguaceros y tormentas extremadamente violentas, con vientos que suelen oscilar entre los 100-200 km/hora. Aunque, es cierto, no siempre vienen acompañadas de lluvias significativas.
Para que la gota fría venga con muchísima lluvia es necesario que la alta inestabilidad atmosférica, en las capas inferiores, se combine con una cantidad significativa de vapores de agua. Así, en esta combinación, las masas de aire frío pueden ser capaces de descargar rápidamente 500 litros por metro cuadrado, en episodios de lluvia que se caracterizan por ser extremadamente rápidos.
Principalmente por este motivo se suele alertar de su gravedad, dado que aunque es un fenómeno que por lo general dura muy poco, sus efectos pueden ser devastadores, sobre todo cuando provocan rápidas y fuertes inundaciones.
¿Cuándo es más común que se produzcan?
Las probabilidades de que se produzcan es mayor en la época otoñal (esto es, durante los meses de otoño), ya que se dan las distintas condiciones climáticas que influyen directamente en su formación/aparición.
Además, es común que surjan sobre todo en la zona mediterránea, debido fundamentalmente a que es ahí donde se suele producir el choque de aire polar que tiende a avanzar sobre Europa Occidental, con el propio aire cálido y húmedo tan característico del Mediterráneo.