Qué es la desertificación y por qué nos puede afectar tanto

Es bastante posible que cuando nombramos la palabra ‘desertificación‘ nos vengan a la cabeza imágenes de enormes dunas de arena, cuyos granos sobrevuelan granjas agrícolas abandonadas, al causar -y transformar constantemente- los campos fértiles en terrenos baldíos inhóspitos.

Desertificación

Y es también conocida bajo el término de desertización, aunque es probable que esto no sea tan correcto, ya que aunque ambas palabras puedan significar lo mismo, y ambas indican la desaparición del agua en una zona determinada, cada una presenta una causa distinta. De hecho, la diferencia entre desertificación y desertización tiende a ser bastante difusa, especialmente porque en muchas ocasiones puede ser complicado determinar cuáles son las causas únicamente naturales, y cuáles las inducidas y producidas por el factor humano.

De acuerdo a las Naciones Unidas, la «desertificación es la degradación de la tierra en áreas típicamente secas como resultado de diferentes factores, incluidas tanto las variaciones climáticas como las actividades propiamente humanas». Es decir, se trata de una definición bastante amplia, que abarcaría factores como la sequía, el cultivo desaconsejable y el sobrepastoreo.

Explicado de otra forma, es un proceso -que puede ser natural o no- en el que una zona fértil pierde su potencial productivo, como consecuencia de causas naturales y/o por la intervención humana. ¿Sus consecuencias? Pueden ser muy variadas, aunque todas incluyen la falta de agua, la erosión del suelo y la destrucción de la vegetación (también entendida como cubierta vegetal). Mientras que sus causas pueden ir desde la deforestación al exceso de cultivos, pasando también por el pastoreo.

Y no hay duda que, todas estas condiciones, tienden a suprimir la capacidad que la tierra tendría para apoyar el crecimiento de las plantas. Pero esta misma definición podría dar lugar a las dudas, ya que si comienza a llover y nuevamente vuelve la vegetación a la vida, ¿cómo deberíamos llamar al terreno? ¿La tierra aún se encontraría desertificada?.

Por tanto, muchos científicos coinciden en señalar que, quizá, deba ser importante cambiar lo que se entiende bajo el término desertificación, siendo más correcto tal vez empezar a decir que la desertificación es una reducción en la productividad de la tierra, la cual no es reversible. Esto significa que la tierra tiende a desertificarse cuando ya no puede soportar el crecimiento normal de plantas y vegetación que tuvo en el pasado, y el cambio es permanente.

Muchas son las causas -y factores- que pueden influir en la desertificación. Desde la sequía al sobrepastoreo, pasando por el fuego y la deforestación. Todas estas condiciones pueden diluir la vegetación, terminando por dejar el suelo completa y totalmente expuesto.

De manera que si el suelo superior, rico en nutrientes, se retira o se seca, es posible que las plantas no puedan regresar. Así, tanto el exceso de cultivo como la sequía pueden cambiar el suelo, lo que puede causar que la lluvia no sea capaz de penetrarla, por lo que las plantas pierden el agua tan necesaria para crecer. Así, si la causa cambiante desaparece (por ejemplo, termina la sequía o desaparece el ganado), pero la tierra no se recupera, acaba desertificándose.

Qué es la desertificación

Hoy en día, se sabe que un poco menos de la mitad de la superficie terrestre libre de hielo, aproximadamente 52 millones de kilómetros cuadrados son tierras secas, y estas tierras secas tienden a cubrir algunos de los países más pobres del mundo. Por ejemplo, la desertificación ha afectado a 36 millones de kilómetros cuadrados de tierra, convirtiéndose en una preocupación internacional ciertamente importante.

Entonces, ¿qué es la desertización?

Consiste en un proceso completamente natural en el que una zona determinada, que anteriormente era húmeda, varía y termina volviéndose desértica. Pero esto ocurre sin la intervención humana. Puede darse por varias causas, como por ejemplo:

  • Factores astronómicos: como por ejemplo el ciclo de Milankovitch.
  • Factores geomorfológicos: como la formación de las montañas, la distribución de las diferentes masas continentales o la orogenia.
  • Factores dinámicos: todos aquellos fenómenos relacionados con las actividades biológicas y geológicas de la Tierra.

Un buen ejemplo es el Sahara, que hace miles de años era una sabana fértil y rica en vegetación, y hoy en día ha terminado por convertirse en una zona completamente desértica.

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