Las medusas, no hay duda, son ciertamente fascinantes en apariencia, pero generalmente no suelen dar más que problemas, en especial cuando estamos disfrutando de un día agradable de playa y, de improviso, nos rozan la piel y nos pican. Pero además de arruinar unas maravillosas vacaciones, también pueden causar mucho más daño. Pero a pesar de ello, ¿sabías que también podrían convertirse en una excelente fuente de energía, de la misma manera que también lo están siendo las algas marinas?.
Las floraciones de medusas están aumentando enormemente como consecuencia de una combinación de factores, todos ellos causados directamente por la mano humana: la sobrepesca de depredadores naturales de medusas (como es el caso del salmón), o la creación de zonas muertas en el océano debido a la contaminación son algunas causas relacionadas.
Pero existe una noticia positiva de este crecimiento de la floración: actualmente un grupo de investigadores se encuentran desarrollando una serie de células solares sostenibles, elaboradas con medusas. Para elaborarlas, los científicos extraen la proteína verde fluorescente a partir de miles de medusas; esta proteína es la que hace que éstas puedan brillar. Luego, al acoplarlas con proteínas de bacterias activadas por la luz, es posible elaborar una célula solar.
Esto podría ofrecer una enorme posibilidad, y hacer que la próxima gran novedad en las energías renovables sea el uso de las propias medusas en sí mismas. ¿El motivo? La energía solar no sería tan renovable como se podría pensar; no por la propia energía en sí, sino debido a los materiales necesarios para construir los paneles solares (en muchos casos tóxicos), de manera que los científicos están experimentando con la conocida como energía biosolar, que implicaría la producción de energía utilizando para ello los diferentes procesos fotosintéticos -y naturales- de las plantas
Esto significaría que las células solares sostenibles elaboradas con medusas son solo un proyecto más en el campo de la energía biosolar, en el que se pretende utilizar material biológico para poder aprovechar el poder del sol. Así, algún día podríamos disfrutar de energía impulsada por plantas, bacterias, algas y medusas.
Un buen ejemplo lo encontramos en los estudios llevados a cabo por la Universidad de Tecnología de Chalmers, quienes han estado desarrollando un dispositivo fotovoltaico de GFP utilizando para ello células solares de silicio, a partir de células vivas de una medusa en concreto: la ‘Aequorea victoria’.
Se trata de un material fotovoltaico que podría ser utilizado para la fabricación de equipos de energía solar. Pero tendrían una ventaja añadida: no necesitan el uso de materiales costosos -y tóxicos- para su producción, como ocurre con las partículas de dióxido de titanio que se utilizan hoy en día para la fabricación de las células solares actuales.
¿Cómo sería posible producir este tipo de energía limpia?
Utilizando para ello la tecnolgía adecuada, es posible extraer una serie de proteínas de las conocidas como “medusas de oro”, que pueden ayudar a crear una célula solar (fotovoltaica), con capacidad para generar energía solar. ¿El resultado? Podría ser posible cubrir nuestras necesidades energéticas a partir de las medusas, una alternativa más limpia a los combustibles fósiles, sin que esto implique una limitación de los recursos.
No solo las medusas: también las algas marinas
Como ya te hemos comentado en algún que otro momento, lo cierto es que las medusas no son los únicos ingredientes del mar que podrían convertirse en una maravillosa fuente de energía renovable. Es el caso de las algas marinas, y el desarrollo de una serie de dispositivos flotantes biomecánicos capaces de interactuar con las propias algas, y obtener así una buena cantidad de energía a partir de bacterias con capacidad cien por cien fotosintética.
Se trataría, incluso, de una nueva biotecnología con bacterias que podría ser perfectamente capaz de generar energía aún sin tener una fuente de luz cercana.
En el caso particular de las medusas, consiste en un tipo de energía limpia y renovable, que podría ayudar a sustituir la energía que se obtiene a partir de los paneles solares o las turbinas de viento (energía eólica). Y brindaría la posibilidad de acabar con un problema: solucionar la sobrepoblación de medusas, que ocasiona estragos en los ecosistemas de manera recurrente.