A principios de la década de los años 90, los científicos tenían algo claro respecto a la expansión del Universo: se creía en aquellos momentos que era posible que tuviera suficiente densidad de energía como para detener su expansión, a la vez que también podría tener tan poca densidad de energía que nunca dejaría de expandirse, pero la gravedad, seguramente, acabaría por ralentizar la expansión con el paso del tiempo. Hasta ese instante, la desaceleración no se había podido observar, pero, en teoría, se creía que el universo tenía que disminuir. Y empezaron a descubrir la existencia de una forma de energía que estaría presente en todo el espacio: la conocida como energía oscura. ¿Qué es y en qué consiste?.
¿En qué consiste la energía oscura?
Como opinan muchos cosmólogos físicos, en realidad la conocida como energía oscura es uno de los misterios más grandes que existen; al menos, una de las más extrañas, enigmáticas y misteriosas del universo. Y es que, aunque pueda resultar sorprendente, no se sabe de qué está compuesta la mayor parte del universo.
Aunque los expertos sepan que está compuesto de galaxias, agujeros negros, planetas, estrellas, cometas y asteroides, es verdad que todo ello junto comprende una porción muy pequeña de todo el universo.
No obstante, cuando los científicos estudian el universo observan que está continuamente expandiéndose. Y creen que, efectivamente, está formado por más cosas, puesto que, si así no fuera, en realidad no debería no podría estar expandiéndose. Y es aquí cuando nos encontramos con la conocida como energía oscura.
Fue en el año 1998 cuando las observaciones llevadas a cabo por parte del Supernova Cosmology Project sugirieron que la expansión del Universo estaba acelerándose, algo que ha sido confirmado en las décadas siguientes a partir de fuentes independientes: lentes gravitacionales, la estructura a gran escala del Universo, las medidas de la radiación de fondo de microondas, así como la nucleosíntesis primigenia de elementos ligeros, además de la mejora en las medidas de las supernovas.
En este sentido, son las conocidas como supernovas de tipo 1a las que proporcionan la principal prueba directa de la existencia de la energía oscura. Y las diferentes observaciones realizadas indicarían que la expansión del Universo, como se esperaba al tener en cuenta que está dominado por la materia, no se está desacelerando, sino que en realidad estaría acelerándose. Y todo ello sería debido a la existencia de un nuevo tipo de energía que tiene presión negativa.
Se estima que en torno a un 68 por ciento del universo está compuesto de este tipo de energía. Y es diferente de la materia oscura, puesto que ésta última consiste en un tipo de materia presente en el universo cuya existencia se puede inferir a partir de sus efectos gravitacionales en la materia. Comprendería alrededor de un 27 por ciento del universo. Por lo que, juntas, la energía oscura y la materia oscura supondrían la composición del 95 por ciento del universo. Es decir, casi todo el universo, de forma que lo que conocemos y comprendemos hoy en día supondría apenas un 5 por ciento.
La conocida como energía oscura, por tanto, consiste en realidad en una forma de energía presente en todo el espacio, que produce una presión capaz de acelerar la expansión continua del Universo, resultando así en una especie de fuerza gravitacional repulsiva.
De esta manera, como hemos visto, la energía oscura aporta, en el modelo estándar de la cosmología aceptado actualmente, cerca de tres cuartas partes de la masa-energía total de nuestro Universo.
¿De qué está formada la energía oscura?
Como es de imaginar, la naturaleza exacta que la compone es, en estos momentos, materia de un amplio debate entre los científicos y expertos. Se sabe, por ejemplo, es no es muy densa (unos 10?29 g/cm³) y sí homogénea. Sin embargo, no se conoce su interacción con ninguna de las fuerzas fundamentales, salvo con la gravedad.
Esto se traduce en algo muy sencillo: es complicado llevar a cabo experimentos que permitan detectarla.